Annabeth intenta convencer a la madre de un hombre que confesó haber asesinado a tres personas, de testificar en su contra, después de que el juez considerase que la sangre encontrada en la casa del acusado no era admisible como prueba. El abogado de la defensa alega que su cliente no cometió ningún crimen pero confesó porque estaba fascinado por las muertes y la investigación que la policía estaba llevando a cabo. El proceso de Annabeth contra el acusado comienza a derrumbarse cuando una de las mujeres que el acusado afirmaba haber matado aparece viva. La supuesta víctima explicará que huyó de casa de sus padres para poder estar con su novio.