A la vez que Ángela intenta lidiar con sus propios problemas, las profesoras descubren que las alumnas reciben por correo una fanzine erótica de la época. Por eso, el claustro de profesoras decide que Luisa dé una clase sobre sexo a las alumnas, pero resulta ser un sonoro fracaso. A Luisa no le queda otro remedio que aceptar la ayuda de la persona en la que menos confía en todo el claustro: Teresa.