A pesar de la colocación de la primera piedra, las obras en Las lomas de Don Julián no terminan de arrancar. Antonio ya no sabe qué decir a los compradores, mientras Don Pablo le ordena que se dedique a vender y no a cuestionar su gestión al frente de la constructora. Pero la preocupación de Alcántara va en aumento cuando encuentra en la oficina unos documentos bancarios que no entiende demasiado.