La tragedia golpea el Santuario, y Elsa apunta tanto a la mansión de Roswaal como al pueblo de Arlam. Después de que le digan que todas estas amenazas son trampas crueles, Subaru no puede evitar ceder a la desesperación. Mientras está atascado cuestionándose a sí mismo e incapaz de encontrar una manera de salir del dilema que se acerca a él, Otto aparece y lo golpea. Gracias a los muchos sentimientos acumulados en el puño de Otto, Subaru encuentra su esperanza nuevamente.