Un intruso entra en la casa de la sierra de la tía Laura y le deja un mensaje inquietante. Lo que en un principio parece ser obra de su acosador habitual, resulta ser una maniobra de distracción para esconder el verdadero delito: le han robado un pequeño cuadro de Sorolla y ha sido sustituida por una falsificación. Siguiendo el hilo del falso cuadro, descubren una sórdida historia de pobreza y genialidad.