Las pruebas de su culpabilidad son irrefutables, todos le vieron entrar con la mujer embarazada en la cantina y todos le vieron salir de allí dejando un dantesco escenario y con las ropas empapadas en sangre. César Bravo se enfrentará con impotencia a la humillación, la tortura y la muerte en “El fin de Román, sin embargo, no está dispuesto a asistir impertérrito a la muerte de su hermano. Con ayuda de Jean Marie y Lola, trazará un arriesgadísimo plan de rescate que podría acabar con todos ellos en la cárcel o, lo que es peor, acribillados a balazos. El joven Bravo no sospecha que Lobo ya ha contado con sus planes y que lo tiene todo dispuesto para librarse de una vez por todas de ellos. En el transcurso del plan, el suizo se verá obligado a revelar un sorprendente secreto sobre sí mismo. Por si fuera poco, la indignación de los habitantes del pueblo con todo lo ocurrido es tal que surgen algunas voces a favor de tomarse la justicia por propia mano y linchar a César en la plaza. Todos están convencidos de su culpabilidad menos Almudena, que sigue confiando ciegamente en la inocencia de su amado y no duda en enfrentarse abiertamente a su padre, convencida de que todo lo ocurrido responde a una maniobra orquestada para impedir su boda. Por otra parte, Sebastián a duras penas puede ya contener la ambición y la envidia que le corroen y no duda en colarse en el cuarto de Nieves para chantajearla: si no consigue que Aníbal le ascienda, contará a Lobo todo a cerca de los encuentros que la joven y el capataz tienen en el pajar. Con lo que Sebastián no ha contado es que Nieves puede ser aún más cruel y despiadada que él. Por último, la llegada de un misterioso hombre a Tierra de Lobos hará que el mundo de Lola se tambalee nuevamente.