Uno de los guardias alemanes es encontrado asesinado, pero temiendo represalias de la Gestapo, el Kommandant lo denuncia como suicidio. La Gestapo decide no obstante investigar, pero al mismo tiempo, el coronel Preston pide a Simon Carter que busque a un asesino entre los prisioneros y las pistas indican que Simon puede tener sus manos llenas.