Cansado de la indiferencia de Ichigo, Kon empieza buscar un nuevo dueño pero nada le resulta como él quería. Mientras tanto, Rukia se empieza a cuestionar de su apego y cercanía con el mundo humano. Dos shinigamis enviados por la sociedad de almas aparecen en escena y sus objetivo es llevarse a Rukia.