Después de recibir una serie de llamadas telefónicas anónimas para ponerles la piel de gallina, las chicas se llevan a Chucky, a quien guardan, pidiendo dulces en la inquietante residencia donde vive, protegido por barreras. Curiosamente, ninguno de los vecinos parece estar en casa. De vuelta en Chucky's, las chicas se encuentran cara a cara con un fantasma que les da un susto azul.