Calabria, sur de Italia. Beatrice, hija del capo Molocco celebra su primera comunión en familia. Después de jugar durante un rato con su amigo Nicolino, éste aparece en el banquete con el cuerpo desnudo de Beatrice entre sus brazos. En Roma, mientras la mujer del primer ministro experimenta problemas familiares con sus hijos, Sandra continúa sus investigaciones sobre los posibles efectos del plasma sobre su madre enferma. El primer ministro se reúne con el padre Marcelo al que conoce de años atrás. “Los milagros son para aquellos sin fe, a punto de perderla” le dice el cura. Juntos visitan la estatua de la Virgen llorando sangre. Al verla, Marcelo se desploma en el suelo.