Luego de dejarlo en la pensión del barrio, Rosario decide regalarle unas cuantas sabanas y cobijas por lo que Raquel, su madre, le aconseja que no se encariñe tanto con Francisco debido a que no lo conocen bien. Por otro lado, mientras la investigación avanza en su contra, Francisco intenta organizar su vida en Bogotá. Más adelante, al enterarse de que el mexicano está viviendo cerca a la casa de su amada, Coloso intenta hablar con su supuesta suegra para sembrarle duda sobre la procedencia de Francisco.