Antonio, postrado en una silla de ruedas, mira con melancolía el movimiento de San Genaro. No está muy bien anímicamente y casi no sale de casa. Se pasa el día viendo la tele con Herminia. Mercedes, que se está ocupando de la agencia mientras él se recupera, está preocupada por él. Le ve muy desanimado y no sabe qué hacer para que salga de esa situación. A María también le duele en el alma ver a su padre así. Se desahoga con Álex, el hijo de la nueva peluquera del barrio. Toni, por su parte, ha invitado a casa a cenar a Marta y a su marido, un atractivo y prestigioso neurocirujano que se presta, incluso, a ver a Antonio en consulta para valorar su estado.