Para vengarse del hombre que lo envió a la cárcel, Fabio Magrini lo mata a distancia a través de un diminuto robot por control remoto, lo que le ofrece una coartada perfecta. Es un plan extremadamente minucioso y perfectamente ejecutado, pero cuando Roche descubre que el apartamento que había alquilado Magrini tenía vistas a la escena del crimen, le basta para sospechar de él. Y cuando Roche sospecha algo, nunca abandona un caso.