Azirafel hace la buena acción de recoger a una autoestopista al volver al Soho, cosa que resulta ser un grave error. En 1941, Crowley y Azirafel se topan con unos adversarios sorprendentes (algunos viejos conocidos y otros no), porque los espías nazis que casi engañan a Azirafel vuelven de entre los muertos convertidos en zombis decididos a evitar que haga el truco del atrapabalas en el West End.