¡Se vieron las caras de vuelta! Recuperado de la ceguera momentánea que derivó en el matrimonio con su novia Elena, Pedro se reencontró con Agustín. Y los rivales en la lucha por el amor de la mucama se sacaron chispas. Agustín lo felicitó, lleno de ironía y Pedro se lo hizo notar. El problemático Villalba reflexionó: “Qué casualidad, ¿no? Recuperaste la visión después de firmar el acta de matrimonio.” “Bueno, casualidad... Yo creo que el amor todo lo puede”, lo desafió Pedro. “Sabés cómo te cagaría a trompadas en este momento. Pero no, no lo voy a volver a hacer. Ya aprendí la lección”, retrucó Agustín y Pedro no se achicó y le pidió “¿por qué no te vas a ocupar de tu familia? Y me dejás que me ocupe de la mía con Elena. Ayer te jugaste tu último cartucho y perdiste.” “No te voy a desenmascarar a los golpes. Voy a empezar a jugar un nuevo juego a partir de esta noche. Uno más inteligente y efectivo. Quedate acá esperando las reglas. Yo después te las mando” amenazó y se fue Agustín.