Sabrina decide renunciar a su magia, ya que encuentra que ya está muy madura para usar su magia, y la guarda en un contenedor, todo esto a ojos de Harvey, a quien le pide que cuide su magia, mientras ella sale con un hombre que es dueño de una galería de arte. Pero después, Sabrina descubre que él es un coleccionista de criaturas exóticas y que sólo falta una bruja en su colección y quiere añadir a Sabrina.