Siguiendo adelante a pesar de muchos contratiempos, Ewan y Charley se sumergen en la rica cultura y sus animos se elevan por la belleza y la amabilidad del pueblo de Mongolia. Saben que el Camino de los Huesos en Siberia (construido por los prisioneros de Stalin) está por delante y seguramente los pondrá a prueba aún más.