Unos benefactores alienígenas anónimos proporcionan a la Luna errante una atmósfera respirable. Los Alphanos se regocijan al darse cuenta de que tienen un nuevo hogar maravilloso en su propio patio trasero. Los preparativos se hacen para establecerse y comenzar a construir una nueva civilización en la superficie de la Luna. Koenig sospecha de los motivos de los alienígenas, preguntándose cuánto durará este generoso regalo.