Richard, tercer hijo del duque de York, vive convencido de estar maldito. Repudiado por su devota madre a causa de haber nacido con un cuerpo de ambos sexos, apartado a la fuerza de sus hermanos, lo único que ilumina su existencia es el afecto incondicional de su padre. Sin embargo, la casa enemiga de los Lancaster amenaza su frágil esperanza de ser amado, y empuja a Richard a cumplir el deseo de su progenitor: que un York se corone como el Rey de Inglaterra. A cualquier precio.