El director de cine estadounidense Paul Sullivan (Mickey Rourke) prepara como próximo proyecto rodar la biografía de Freddy Lebecq, un ficticio asesino en serie belga que está encarcelado. Los familiares de las víctimas de Lebecq no tardan en iniciar una lucha para suspender la producción. El escándalo brinda la mejor publicidad al film. Desafortunadamente, Lebecq escapa de la prisión y, enfurecido por las dimensiones que ha adquirido su historia y que considera que están dañando su caso, decide acabar con la película sembrando el terror.