Armin (Constantin von Jascheroff) tiene dieciocho años, acaba de terminar el instituto y, agobiado por las buenas intenciones de su madre, las expectativas de su padre y el mortal aburrimiento de la vida en una zona residencial, empieza a enviar mensajes anónimos en los que se declara culpable de accidentes que presencia y delitos sobre los que lee. Al principio, es como un juego, pero pronto se convierte en una obsesión. Luego, ya no le basta con fingir que es culpable...