Nos encontramos en las aldeas Kurdas del Cáucaso, en la devastada armenia post-soviética. Hamo es un viudo de 60 y tantos años, un oficial retirado de la armada roja. Sus únicos bienes son un viejo armario, un televisor ruso, su uniforme militar y una pensión de 7 dólares mensuales. Todos los días Hamo va hasta el cementerio y quita la nieve del retrato de la tumba de su esposa. Un poco más lejos, Nina, una atractiva viuda de 50 años, quita la nieve de la tumba de su marido. En el autobús que los trae de vuelta a sus aldeas viajan separados por tres filas de asientos. Hamo mira a Nina. Ella le devuelve la mirada. El paisaje fuera es totalmente blanco excepto por las piedras de las montañas. Cuando Hamo regresa a su pueblo encuentra una carta de su hijo que vive en París. El pueblo se altera.