Justo cuando están instalando una costosa piscina en casa, Dick es despedido de su bien pagado trabajo como ejecutivo, pero su mujer Jane, que es ama de casa, no se preocupa demasiado porque piensa que la situación será pasajera. Sin embargo, pronto resulta evidente que la prestación por desempleo de Dick es demasiado exigua, sobre todo porque ella es una manirrota. Así que, cuando Jane roba sin darse cuenta 2.000 dólares, se les ocurre una idea para resolver sus problemas: robar todo el dinero que necesiten. Lo que no habían pensado es que ser ladrón es una profesión realmente dura.