Los familiares de las víctimas de la banda terrorista ETA hablan de su sufrimiento, de su miedo, de su soledad; del sistemático olvido al que son sometidos por la sociedad vasca, tanto por aquellos que callan y miran hacia otro lado como por aquellos que, cómplices de los criminales, comparten su repugnante ideología y celebran extorsiones, secuestros y asesinatos, contribuyendo así a perpetuar un sangriento reinado de terror.